De nuevo nos encontramos en un momento clave en nuestra historia, similar al que fueron el Neolítico o la Revolución Industrial para la economía y la sociedad, y que según Ángel Bonet se conoce como Disrupción tecnológica.
Inspirada por su libro El Tsunami Tecnológico (¡y cómo superarlo!) que os recomiendo, estreno este Blog desde el que espero poder compartir inquietudes e inspirar mentes curiosas.
Bonet (2018) nos habla de qué son y cómo nos van a afectar las tecnologías disruptivas (TD) a las personas y a las empresas, sin embargo no especifica cómo afectará a la Educación ni cómo debemos los profesionales de la enseñanza estar preparados. Desde esta perspectiva quiero abordar las siguientes líneas.
Centro mi reflexión partiendo de cuatro categorías:
1. Robótica
2. Internet de las cosas (IoT)
3. Inteligencia Artificial (IA)
4. Conectividad móvil
1. Robótica
Dicho de manera coloquial, un robot es una máquina informatizada que hace cosas.
Llevan conviviendo con nosotros y haciéndonos la vida más fácil desde hace décadas. Entre los robots domésticos más conocidos encontramos: la lavadora, la aspiradora o los famosos robots de cocina.
Desde el punto de vista de la salud, los robots nos han facilitado la vida hasta el punto de ser partes de nuestro propio cuerpo que aumentan nuestras capacidades cuando nos vemos limitados en alguna de nuestras funciones sensoriales o motoras: un audífono, una extremidad como una mano o un exoesqueleto. Actualmente se conocen como cíborg. Según la RAE, un cíborg es un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos. The New York Times lo presentó como un sistema hombre-máquina en el cual los mecanismos de control son modificados externamente por medicamentos o dispositivos de regulación para que el ser pueda vivir en un entorno diferente al normal.
Pero cuando nos empiezan a parecer una amenaza real como posibles sustitutos de los profesores es cuando empiezan a adquirir un aspecto humanoide. Actualmente ya están presentes en los hogares de los países más avanzados con funciones de asistencia, entretenimiento o compañía.
2. Internet de las cosas (IoT)
El Internet de las cosas (IoT) es la conexión entre el mundo físico y el mundo digital, es decir, trata de conectar la actividad del mundo físico para almacenarla, analizarla y que la máquina pueda tomar decisiones automáticamente de forma programada.
Hace no muchos años Internet estaba limitado a los ordenadores pero rápidamente se ha ido incorporando a nuestra vida hasta el punto de estar presente en nuestro día a día a través de: los coches, los electrodomésticos o los sistemas para la seguridad ciudadana en cualquier ámbito.
En el sector de la educación ya está presente en todos los centros educativos y nos ayuda a agilizar los sistemas de gestión escolar y las comunicaciones entre todos los agentes educativos. Pero, ¿para qué se utiliza toda esa información acumulada?
3. Inteligencia Artificial
La Inteligencia Artificial (IA) es la disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico. Es decir, la capacidad de las máquinas de «entender o comprender» y «resolver problemas».
Los videojuegos son un claro ejemplo de esta tecnología que ya nos invade, pero también está muy presente en campos como la economía, la medicina, la ingeniería o la seguridad. ¿Qué papel ocupará a medio plazo en la educación?
4. Conectividad móvil
La conectividad móvil no es otra cosa que la capacidad de conectarse mediante dispositivos móviles a otros dispositivos móviles y a Internet.
Un mundo interconectado sin el que ya no sabemos vivir. El ejemplo más cercano es el teléfono móvil que nos puede conectar con cualquier persona en cualquier momento y lugar.
Condiciona absolutamente nuestra actividad del día a día: la familia, el trabajo, la salud o el ocio.
Actualmente están identificados numerosos trastornos psicológicos relacionados con esta dependencia de estar permanentemente conectados.
Ante este panorama, ¿cuál será la labor de los centros educativos y de los educadores?
Las implicaciones que todo esto tiene en el mundo educativo son innumerables. Trataré de ser muy didáctica a la hora de exponer mi visión al respecto.
La combinación de un robot conectado a Internet, conectado con otros dispositivos y capaz de procesar la información y tomar decisiones da cómo resultado una potente autonomía en los procesos de aprendizaje por parte del estudiante.

Desde un punto de vista instructivo el docente será sin duda alguna sustituido por máquinas. Es la pura realidad y el que no quiera verlo así es que no entiende en qué mundo vive. La información estará a disposición de todos, en cualquier momento y en cualquier lugar. Millones de fuentes veraces o no que llegarán en cuestión de segundos a nuestros niños y jóvenes para que las pueda leer o visualizar y cuestionarán lo que cualquier docente pueda exponer en una clase.
La tecnología que se está imponiendo ya en los centros educativos apuesta por modelos 1:1, es decir un dispositivo para cada estudiante y para cada profesor y, por supuesto, portátil. Todo lo que se salga de este planteamiento estará rápidamente desfasado.
Por este motivo es necesario que se ofrezca a los estudiantes programas de aprendizaje personalizados que respondan a sus necesidades reales y les permitan conectarse con los demás para desarrollarse en sociedad.
El docente o educador pasará a ser, por tanto, un dinamizador y un validador de los aprendizajes. No utilizo la palabra evaluador a propósito, porque los propios programas informáticos pueden evaluar la adquisición de conocimientos en función de las respuestas de estudiante a una prueba determinada realizada a través de un dispositivo.
No es fácil encontrar modelos que admitan la interacción de toda esta casuística tecnológica y ha sido uno de mis principales desvelos a lo largo de la investigación.
Analizando los procesos de enseñanza y aprendizaje que os propongo en SIEP, la propuesta encaja perfectamente en esta perspectiva futurista:
- Bienvenida: la asume la figura del tutor y persigue empezar a establecer vínculos emocionales en el grupo.
- Diagnóstico: lo hará la máquina, pero lo validarán los profesores para adecuar el programa formativo que se asigne a las necesidades de cada estudiante.
- Asignación del plan: lo hará la máquina en función de los parámetros que tenga, y el estudiante accederá a él en cualquier momento y en cualquier lugar.
- Desarrollo: lo hará el estudiante con ayuda de innumerables fuentes y recursos a un solo clic, pero necesitará de un mentor o dinamizador que le oriente y empatice con sus necesidades.
- Promoción: la máquina propone y el equipo docente dispone y toma la decisión final para lo que deberá tener en cuenta el desarrollo competencial del estudiante.
El valor añadido del profesor frente a la máquina será fundamentalmente emocional, de asertividad y de empatía hacia el estudiante, competencias que tendrán que formar parte obligatoriamente de los programas formativos de los futuros profesionales y de su formación continua.
Os animo a que sigamos reflexionando en esta dirección para encontrar las fisuras del sistema y buscar soluciones que salvaguarden la calidad de la profesión docente en el futuro.